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SALMOS DE DAVID

Los 150 Salmos de David, fueron escritos y recopilados por el Rey David en épocas de la unificación del reino de Israel.

El contenido de los Salmos fueron usados como cantos y oraciones.

El Rey David diariamente después de media noche cantaba y oraba con estos Salmos al Creador.

Existe un comentario que ilustrando el Salmo 61:5, dice: “Habitaré en tu tabernáculo para siempre, encontraré refugio en el escondite de tus alas”.

Este fue el deseo del Rey David, vivir eternamente en este mundo y en el mundo de las almas cercanas al Creador, para que sus labios continúen las alabanzas en la vida eterna.

Así en cada obra de Arnaldo Molinari existe una frase referenciada a un Salmo de David. El número de cada cartel descriptivo de cada obra corresponde al número de Salmo correspondiente. La frase entre comillada corresponde al Salmo de David.

En algunos carteles existe también un comentario personal y reflexivo del artista.

Con diez términos de canto se escribió el libro de los Salmos: dirección, melodía, Salmo, cánticos, alabanzas, oración, bendición, agradecimiento, dicha y Alelu-ya.

Se conoce como el “Libro de los Salmos” porque es un canto, y dichos peculiares, acompañados de instrumentos musicales únicos y encierran dentro de sí una sabiduría siempre presente y actual.

Sabiduría que debe descubrirse con la luz del alma.

Dicha y éxito son sinónimos de felicidad.

Mientras que el éxito se refiere más a los logros materiales, la dicha es una expresión aplicada a los logros espirituales del alma.

Dios eligió a David, como está escrito: “Encontré a David, mi siervo, ungidlo con el aceite de mi santidad. Desde ese día el espíritu de Dios descendió sobre David.

El Libro de los Salmos se consagró al pueblo para toda la gente y los Levyim lo cantaban en el Santuario de Dios. 

Personajes y sus Biografías